Según la Organización de Consumidores y Usuarios, al día una persona tarda aproximadamente una hora en lavar y secar los platos. Esto implica que el 4,16% del día se consume en esta tarea. Si bien para algunos este es un momento de meditación, para muchos otros continúa siendo una tarea molesta. Es por todo lo anterior que Vajillas Corona presenta siete consejos para hacer del lavado de platos una tarea más rápida, práctica y que cuide la vajilla.
- Remojar antes de lavar
En muchas ocasiones el momento más tardío del proceso de lavado es fregar los platos que tienen restos adheridos. Por lo tanto, dejar los platos en remojo, momentos antes de comenzar la tarea, representará un ahorro de tiempo y un menor desgaste. Sumado a lo anterior, es común utilizar esponjas más duras para retirar estos molestos restos, sin embargo, este hábito puede deteriorar con el tiempo el esmalte de la vajilla.
- Utilizar las herramientas adecuadas
Toda tarea es más sencilla cuando se utiliza la herramienta adecuada. Teniendo esto presente, escoger la esponja acorde al utensilio o tipo de vajilla resulta fundamental. Por ejemplo, una esponja de espuma resulta menos agresiva con el esmalte de las vajillas cerámicas y con elementos de acero, mientras que las esponjas de metal resultan muy eficientes para mantener el brillo y desengrasar los utensilios de aluminio. Finalmente, no se debe olvidar la importancia de reemplazar con frecuencia las esponjas de espuma, dado que estas pueden almacenar microorganismos incluso después de pasar por procesos de desinfección.
- Un buen detergente
El detergente es responsable de la acción limpiadora pero también de cuidar el material de las vajillas y la salud de las manos. Es por lo anterior que se recomienda el uso de detergentes con tecnologías limpias cuyo aroma y color sean neutros, garantizando un desengrasado eficiente pero responsable con la piel y con el medio ambiente.
- No olvidar la temperatura del agua
Según expertos la temperatura mínima del agua para asegurar la eliminación de bacterias y microorganismos es de 55° C. Si bien esta puede ser una temperatura elevada, o difícil de soportar para muchos durante la tarea del lavado de platos, resulta eficiente a la hora de asegurar la desinfección de los platos. No obstante, el agua fría o tibia también puede ser útil, teniendo cuidado de no generar cambios muy bruscos de temperatura para cuidar de la vajilla.
- Lavar en el orden correcto
En ocasiones no preparar el espacio o no seguir un orden lógico representa un retraso en cualquier tarea. Por lo anterior, a la hora de lavar los platos se sugiere comenzar por las piezas que acumulan menos suciedad: vasos, tazas, bowls, copas y pocillos. Para, avanzar de manera progresiva a las piezas con mayor suciedad. De esta manera se evita la transferencia de grasa de los implementos más sucios a los más limpios.
- Enjuagar apropiadamente
Este es uno de los procesos finales, y quizás de los más satisfactorios. Por eso, y para hacerlo de la manera más eficiente, debe utilizarse agua tibia o caliente para que, tras el enjuague, se evapore más rápido y facilite el paso final.
- Crear una estación de secado
Aunque parezca un pormenor, contar con una estación de secado para ubicar los platos de manera ordenada al final del lavado hace más rápido el paso final del proceso. Por lo anterior, es importante que esta estación aproveche la luz del sol o corrientes de aire para facilitar la tarea, en lugar de secar cada plato de manera individual con un paño. Para sacar provecho de esta estación, es importante no hacer torres de equilibrio con los platos sino ubicarlos de manera que cada uno pueda tener una vía de desagüe.
En un mundo donde el tiempo es un recurso invaluable, implementar estos siete consejos no solo hará que el lavado de platos sea más rápido y práctico, sino que también preservará la belleza y durabilidad de la vajilla.